Una vida (1883)
Guy de Maupassant (Dieppe, Francia, 1850 - París 1893)
" Jeanne dijo al fin: —¡Cuánto me gustaría viajar! El vizconde respondió: —Sí, pero resulta muy triste viajar solo; hay que ser dos al menos, para compartir las impresiones. —Jeanne se quedó pensativa: —Es cierto... y, sin embargo, me gusta pasearme sola; qué a gusto se está cuando se sueña a solas. Él la miró: —También pueden soñar dos juntos. Jeanne bajó la vista. ¿Era acaso una alusión? Quizá... Miró al horizonte como si quisiera ver que había más allá. Luego, con voz pausada, dijo: —Me gustaría ir a Italia... y a Grecia... ¡ay, sí! A Grecia... y a Córcega. ¡Debe de ser tan agreste y tan hermosa! Él prefería Suiza porque había chalés y lagos. Ella decía: —No, a mi me gustaría ver paises muy nuevos, como Córcega, o muy antiguos y llenos de recuerdos, como Grecia. Debe de ser entrañable encontrarse con las huellas de esos pueblos cuya historia sabemos desde la infancia, ver los lugares en donde han sucedido las cosas importantes. El vizconde, menos exaltado, manifestó: —A mi me atrae mucho Inglaterra; es una comarca muy instructiva. Se pusieron entonces a recorrer el universo, debatiendo los encantos de cada país, desde los polos hasta el ecuador, extasiándose ante pasajes imaginarios y ante curiosísimas costumbres de algunos pueblos tales como los chinos o los lapones; pero la conclusión a la que llegaron fue que el país más hermoso del mundo era Francia, con su clima templado, fresco en verano y suave en invierno, con su feraz campiña, sus bosques, sus anchurosos ríos apacibles, y aquella veneración por las bellas artes que no se había dado en lugar alguno desde los espléndidos siglos de Atenas. Callaron luego. "
Cada vez que tengo un viaje cerca me viene a la cabeza este fragmento de una de las novelas más emocionantes que he leido. Los viajes siempre son algo embriagador y nos hacen soñar. Con una vida por delante, es más fácil que un espíritu amable e ingenuo se muestre soñador. Y Jeanne es increiblemente soñadora. ¿Puede hacer el paso del tiempo que se pierda este hermosa cualidad? En este novela, Maupassant narra la vida de Jeanne, sin pretensiones grandilocuentes, pero con una sencillez arrolladora. Es capaz de presentar toda la gama de sentimientos y emociones, y lo que es más importante, su evolución con el paso del tiempo. Según Tolstoi, la novela más importante de la literatura francesa después de Los miserables, alimentando una eterna discusión de si ésta es mejor que la Madamme Bovary de su maestro Flaubert. Maupassant es considerado uno de los más importantes escritores de pequeños relatos, y sin duda, también tocó la gloría con dos grandes novelas: Bel Ami y Una vida. No hace falta decir que comparto absolutamente la consideración que hacen Jeanne y el vizconde sobre Francia...
Guy de Maupassant (Dieppe, Francia, 1850 - París 1893)
" Jeanne dijo al fin: —¡Cuánto me gustaría viajar! El vizconde respondió: —Sí, pero resulta muy triste viajar solo; hay que ser dos al menos, para compartir las impresiones. —Jeanne se quedó pensativa: —Es cierto... y, sin embargo, me gusta pasearme sola; qué a gusto se está cuando se sueña a solas. Él la miró: —También pueden soñar dos juntos. Jeanne bajó la vista. ¿Era acaso una alusión? Quizá... Miró al horizonte como si quisiera ver que había más allá. Luego, con voz pausada, dijo: —Me gustaría ir a Italia... y a Grecia... ¡ay, sí! A Grecia... y a Córcega. ¡Debe de ser tan agreste y tan hermosa! Él prefería Suiza porque había chalés y lagos. Ella decía: —No, a mi me gustaría ver paises muy nuevos, como Córcega, o muy antiguos y llenos de recuerdos, como Grecia. Debe de ser entrañable encontrarse con las huellas de esos pueblos cuya historia sabemos desde la infancia, ver los lugares en donde han sucedido las cosas importantes. El vizconde, menos exaltado, manifestó: —A mi me atrae mucho Inglaterra; es una comarca muy instructiva. Se pusieron entonces a recorrer el universo, debatiendo los encantos de cada país, desde los polos hasta el ecuador, extasiándose ante pasajes imaginarios y ante curiosísimas costumbres de algunos pueblos tales como los chinos o los lapones; pero la conclusión a la que llegaron fue que el país más hermoso del mundo era Francia, con su clima templado, fresco en verano y suave en invierno, con su feraz campiña, sus bosques, sus anchurosos ríos apacibles, y aquella veneración por las bellas artes que no se había dado en lugar alguno desde los espléndidos siglos de Atenas. Callaron luego. "
Cada vez que tengo un viaje cerca me viene a la cabeza este fragmento de una de las novelas más emocionantes que he leido. Los viajes siempre son algo embriagador y nos hacen soñar. Con una vida por delante, es más fácil que un espíritu amable e ingenuo se muestre soñador. Y Jeanne es increiblemente soñadora. ¿Puede hacer el paso del tiempo que se pierda este hermosa cualidad? En este novela, Maupassant narra la vida de Jeanne, sin pretensiones grandilocuentes, pero con una sencillez arrolladora. Es capaz de presentar toda la gama de sentimientos y emociones, y lo que es más importante, su evolución con el paso del tiempo. Según Tolstoi, la novela más importante de la literatura francesa después de Los miserables, alimentando una eterna discusión de si ésta es mejor que la Madamme Bovary de su maestro Flaubert. Maupassant es considerado uno de los más importantes escritores de pequeños relatos, y sin duda, también tocó la gloría con dos grandes novelas: Bel Ami y Una vida. No hace falta decir que comparto absolutamente la consideración que hacen Jeanne y el vizconde sobre Francia...