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16/10/12

Simone de Beauvoir - La sangre de los otros



La sangre de los otros (1945)
Simone de Beauvoir (París, 1908 - 1986)

Estabas en mis brazos, y mi corazón me ahogaba a causa de esos cobardes rumores de fiesta y porque te mentía. Aplastado por esas cosas que existían a pesar de mí y de las cuales sólo me separaba mi angustia. Ya no queda nada. Sobre esta cama, nadie, delante de mí, un abismo de nada. Y la angustia estalla, sola en la vida, más allá de las cosas desvanecidas. Estoy solo. Soy esta angustia que existe sola, a pesar de mí; me confundo con esta existencia ciega. A pesar de mí, y sin embargo, brotando de mí mismo. Rehúso existir. Decido. Existo. Habrá una aurora.

23/9/12

La última alegría - Knut Hamsun




La última alegría (1912)
La trilogía del vagabundo (1906-1912)
Knut Hamsun (Noruega 1859 - 1952)

  Ahora he venido a vivir a los bosques. No es que esté disgustado ni que la maldad humana me haya ofendido; pero como los bosques no vienen a mí, yo tengo que ir a ellos. Así es.
  Esta vez no he salido de criado o vagabundo. Tengo mucho dinero y estoy muy bien alimentado, y no me hacen falta éxitos ni fortuna, ¿entiendes? He abandonado el mundo como un sultán abandona ricos manjares, harén y flores, para revestirse con el cilicio.
  Podría decir aún más cosas. Porque voy a caminar por aquí y voy a pensar y a consumir en el fuego grandes hierros. Nietzsche seguramente habría dicho: «La última palabra que
dirigí a los hombres logró su aprobación, los hombres asintieron con la cabeza. Fue mi última palabra, me marché a los bosques. Porque entonces comprendí que había algo deshonesto o algo estúpido...».
  No dije nada, pero me marché a los bosques

[...]

  “¿Pero es vida eso?”
  Te has expresado mal. Ésta es una vida que tú no puedes comprender. Tú tienes tu casa en la ciudad, sí, y la tienes adornada con figuras, y cuadros y libros; pero además tienes mujer, y criadas, y mil gastos. Cuando velas y cuando duermes estás preocupado con estas cosas, y nunca estás tranquilo. Quédate con tus bienes espirituales, el arte, los libros y los periódicos. Quédate también con el café y con el whisky, que por cierto siempre me hace daño. Yo ando a través de los bosques, y me va bien. Si me haces preguntas espirituales, y quieres confundirme, te contestaré que Dios es el origen y los hombres son puntitos y fibras del Universo. Tú tampoco sabes nada. Pero, si te obstinas y me preguntas qué es la eternidad, te contestaré, puesto que también he llegado a la misma conclusión que tú, que la eternidad no es más que tiempo aún no creado.
  Amiguito, ven aquí que voy a sacar un espejo del bolsillo para relflejarte el sol en la cara e iluminarte.

  Te quedas en la cama hasta las diez o las once, y todavía estás cansado y mustio cuando te levantas. Parece que te estoy viendo, cuando sales a la calle, parpadeando, porque la mañana ha amanecido demasiado pronto para tus ojos. Yo me levanto a las cinco y estoy del todo descansado. Afuera aún está oscuro; sin embargo, hay muchas cosas que observar: luna, estrellas, nubes y señales del tiempo que va a hacer muchas horas más tarde. ¿Cómo silba el viento? ¿Y cómo se quiebra el hielo del lago Glimma, con ruido seco y ligero, o profundo y largo? Percibo señales maravillosas, y cuando se hace de día añado los signos visibles a los audibles, y cada vez sé más cosas.

19/9/12

Beloved - Toni Morrison



Beloved (1987)
Toni Morrison (USA, 1931)



Muy pocos habían muerto en la cama, como Baby Suggs, y ninguno que él hubiera conocido —ni siquiera Baby— había vivido una vida vivible. Incluida la gente de color muy educada: los que habían ido mucho tiempo a la escuela, los doctores, los maestros, los que escribían en los periódicos y los hombres de negocios también habían sufrido un riguroso calvario. Además de tener que usar la cabeza para salir adelante, cargaban con el peso de toda la raza. Se necesitan dos cabezas para eso. Los blancos creían que al margen de su educación y sus modales, debajo de toda piel oscura había una selva. Veloces aguas innavegables, babuinos oscilantes y chillones, serpientes dormidas, encías rojas a la espera de su dulce sangre blanca. Y en cierto sentido, pensaba Stamp Paid, tenían razón. Cuanto más se esforzaba la gente de color por convencerlos de lo buenos que eran, de lo inteligentes y cariñosos, de lo humanos que eran, cuanto más se esforzaban los negros en persuadir a los blancos de algo que a sus ojos estaba fuera de toda duda, más profunda e intrincada crecía la selva en su interior. Pero no era la selva que los negros habían llevado consigo a este lugar desde el otro (vivible). Era la selva que los blancos plantaban en ellos. Y crecía. Se extendía. En, a través y después de la vida, se extendía hasta invadir a los blancos que la habían plantado. Les tocaba uno a uno. Los cambiaba y alteraba. Los volvía sanguinarios, tontos, peores aún de lo que querían ser, tan asustados estaban de la selva que habían plantado. El babuino chillón vivía bajo su propia piel blanca, las encías rojas eran sus encías.



17/9/12

Pan - Knut Hamsun



Pan (1894)
Knut Hamsun (Noruega 1859 - 1952)

  Noche de verano, mar apacible, silencio infinito sobre el bosque y el mar; seres y cosas parecen dormir o meditar más bien; ninguna voz, ningún grito, ningún paso turba la quietud; solo mi corazón golpea con jubiloso ritmo, cual si hubiese bebido un vino generoso.
  Algunos insectos penetran por la ventana, atraídos por la luz y el aroma del asado, y su bordoneo torpe va tan pronto a las vigas del techo como a mi: calabaza de pólvora, llenándome los oídos y comunicándome su temblor. Son menudos, ágiles, bulliciosos; parecen pensamientos escapados de una cabeza loca.
  Después de comer salgo a la puerta a escuchar el silencio. Miriadas de luciérnagas ponen en el aire una claridad lentísima; las hierbas y las flores tienen movimientos lentísimos; se siente vivir a las cosas mudas; un arbusto florece, y en la noche es algo maravilloso el nacimiento de aquella flor modesta, hacia la cual va mi ternura, casi segura de ser correspondida... ¡Gracias, Dios mío, por todas las flores que me has permitido ver en el mundo! ¡No por las flores lozanas y presuntuosas de los jardines, sino por las flores humildes, que son el ornato del bosque: por esta florecilla violeta, por esta campanilla azul tan tenue, por estos clavelillos salvajes que dan generosamente su perfume, por estas flores anchas, blancas y castas, que ahora se abren en el silencio con un temblor de cálices, que me hace pensar que, en pago de mi amor, me has permitido verlas respirar... Insectos golosos van de unas a otras, haciéndolas agitarse, a modo de pétalos embriagados y vivos... De pronto siento pasos rápidos, un aliento cálido que me envuelve, un alegre "buenas noches", y heme aquí de rodillas, besando, lleno de gratitud, los piececitos que me han traído la querida imagen y el borde del vestido que la envuelve...
  -Buenas noches, Eduarda... ¡Eduarda mía!
  Así murmuro una y otra vez, y ella, convencida por la elocuencia de ese homenaje, que no logra expresarse en palabras, me dice:
  -¡Cuánto me quieres!
  -Te quiero más que a todo, más que a todos, y mi cariño se transforma continuamente en gratitud... Me sirves como piedra de toque para apreciar las bellezas del mundo... A veces, sólo con pensar en ti, con pensar que mi boca te ha besado, me ruborizo de orgullo.
  -Pero esta noche me parece que me quieres todavía más.
  Tiene razón; siempre la quiero más. ¡Oh, el poder magnético de su mirar bajo las arqueadas pestañas, el atractivo de su piel tan dulce a los labios!
  -Amo en ti todas las cosas, Eduarda; eres para mí un espejo donde las cosas feas se oscurecen y las otras se perfeccionan. Cuando estoy solo, doy gracias a los árboles, a las flores, al viento, por tu belleza y por tu salud. Cualquier accidente nefasto y fácil habría hecho que fueras diferente... Una noche, en un baile, vi a una muchacha desconocida permanecer sentada, en silencio, mientras todas se abandonaban al torbellino alegre del vals. Su cara melancólica me impresionó, y me acerqué a invitarla; pero ella movió la cabeza denegando. "¿Es posible que no le guste bailar?", le dije. "Ya ve usted -repuso-, mi madre era una mujer admirable de belleza, mi padre era también un hombre sano; se amaron apasionadamente, y... "¡yo soy coja de nacimiento!"
  -Sentémonos- me dice Eduarda.
  Nos sentamos sobre el césped, y de súbito exclama:
  -¿Sabes lo que me ha dicho una de mis amigas de ti? Que tienes pupilas de fiera y que con sólo mirarla la haces ruborizar... Que tu mirada le parece un contacto.


23/5/12

Henry Miller: Cartas a Anaïs Nin


Henry Miller (New York, 1896 - California, 1980)
Cartas a Anaïs Nin



[...]
También comprendí que los problemas vitales son muy limitados, que eso es una pena, que la función de un artista es la de acrecentar esos problemas, causar cataclismos mentales, hacer que la gente se vuelva arisca y libre, de modo que haya más dramas en sus vidas, más ventanas por donde mirar dentro, un resplandor rojizo más intenso para ver desde el tren. Vi que la única excusa que tenía para escribir era escribir algo tan perturbador, tan volcánico, que América o Europa no pudiesen seguir siendo las mismas después de ello... ¿y cómo hacerlo...? ¿Me esforzaba lo suficiente...? ¿lograría que todos llegaran a odiarme tanto? (Temor, sin duda, ante la idea de que mi primer libro no suscitara siquiera un poco de bullicio, de que fuera considerado 'entretenido' o solo 'risqué'.)

18/1/11

Les misérables III - Victor Hugo




Victor Hugo 
(Besançon, 1802 - Paris, 1885)


Les misérables (1862)
Texte en Français  y Español

Français

Livre deuxième: "La chute"

VIII. L'onde et l'ombre


Un homme à la mer !

Qu’importe ! le navire ne s’arrête pas. Le vent souffle, ce sombre navire-là a une route qu’il est forcé de continuer. Il passe.

L’homme disparaît, puis reparaît, il plonge et remonte à la surface, il appelle, il tend les bras, on ne l’entend pas ; le navire, frissonnant sous l’ouragan, est tout à sa manœuvre, les matelots et les passagers ne voient même plus l’homme submergé ; sa misérable tête n’est qu’un point dans l’énormité des vagues.

Il jette des cris désespérés dans les profondeurs. Quel spectre que cette voile qui s’en va ! Il la regarde, il la regarde frénétiquement. Elle s’éloigne, elle blêmit, elle décroît. Il était là tout à l’heure, il était de l’équipage, il allait et venait sur le pont avec les autres, il avait sa part de respiration et de soleil, il était un vivant. Maintenant, que s’est-il donc passé ? Il a glissé, il est tombé, c’est fini.

Il est dans l’eau monstrueuse. Il n’a plus sous les pieds que de la fuite et de l’écroulement. Les flots déchirés et déchiquetés par le vent l’environnent hideusement, les roulis de l’abîme l’emportent, tous les haillons de l’eau s’agitent autour de sa tête, une populace de vagues crache sur lui, de confuses ouvertures le dévorent à demi ; chaque fois qu’il enfonce, il entrevoit des précipices pleins de nuit ; d’affreuses végétations inconnues le saisissent, lui nouent les pieds, le tirent à elles ; il sent qu’il devient abîme, il fait partie de l’écume, les flots se le jettent de l’un à l’autre, il boit l’amertume, l’océan lâche s’acharne à le noyer, l’énormité joue avec son agonie. Il semble que toute cette eau soit de la haine.

Il lutte pourtant.

Il essaie de se défendre, il essaie de se soutenir, il fait effort, il nage. Lui, cette pauvre force tout de suite épuisée, il combat l’inépuisable.

Où donc est le navire ? Là-bas. À peine visible dans les pâles ténèbres de l’horizon.

Les rafales soufflent ; toutes les écumes l’accablent. Il lève les yeux et ne voit que les lividités des nuages. Il assiste, agonisant, à l’immense démence de la mer. Il est supplicié par cette folie. Il entend des bruits étrangers à l’homme qui semblent venir d’au delà de la terre et d’on ne sait quel dehors effrayant.

Il y a des oiseaux dans les nuées, de même qu’il y a des anges au-dessus des détresses humaines, mais que peuvent-ils pour lui ? Cela vole, chante et plane, et lui, il râle.

Il se sent enseveli à la fois par ces deux infinis, l’océan et le ciel ; l’un est une tombe, l’autre est un linceul.

La nuit descend, voilà des heures qu’il nage, ses forces sont à bout ; ce navire, cette chose lointaine où il y avait des hommes, s’est effacé ; il est seul dans le formidable gouffre crépusculaire, il enfonce, il se roidit, il se tord, il sent au-dessous de lui les vagues monstres de l’invisible ; il appelle.

Il n’y a plus d’hommes. Où est Dieu ?

Il appelle. Quelqu’un ! quelqu’un ! Il appelle toujours.

Rien à l’horizon. Rien au ciel.

Il implore l’étendue, la vague, l’algue, l’écueil ; cela est sourd. Il supplie la tempête ; la tempête imperturbable n’obéit qu’à l’infini.

Autour de lui l’obscurité, la brume, la solitude, le tumulte orageux et inconscient, le plissement indéfini des eaux farouches. En lui l’horreur et la fatigue. Sous lui la chute. Pas de point d’appui. Il songe aux aventures ténébreuses du cadavre dans l’ombre illimitée. Le froid sans fond le paralyse. Ses mains se crispent et se ferment et prennent du néant. Vents, nuées, tourbillons, souffles, étoiles inutiles ! Que faire ? Le désespéré s’abandonne, qui est las prend le parti de mourir, il se laisse faire, il se laisse aller, il lâche prise, et le voilà qui roule à jamais dans les profondeurs lugubres de l’engloutissement.

Ô marche implacable des sociétés humaines ! Pertes d’hommes et d’âmes chemin faisant ! Océan où tombe tout ce que laisse tomber la loi ! Disparition sinistre du secours ! Ô mort morale !

La mer, c’est l’inexorable nuit sociale où la pénalité jette ses damnés. La mer, c’est l’immense misère.

L’âme, à vau-l’eau dans ce gouffre, peut devenir un cadavre. Qui la ressuscitera ? 



Español


Libro segundo: "La caída"
VIII. La ola y el mar


¡Un hombre al mar!

¡Qué importa! El navío no se detiene por esto. El viento sopla; la sombría nave tiene un camino trazado, que debe recorrer necesariamente. Y pasa.

El hombre desaparece, luego reaparece, se sumerge y sale de nuevo a la superficie, llama, extiende los brazos, no le oyen; el navío, estremeciéndose bajo el huracán, continúa sus maniobras, los marineros y los pasajeros no ven al hombre sumergido; su miserable cabeza no es más que un punto en la enormidad de las olas.

Lanza gritos desesperados en las profundidades. Esa vela que se aleja parece un espectro. La mira, la contempla frenéticamente. Pero la vela se aleja, decrece, desaparece. Allí estaba él hacía un momento, formaba parte de la tripulación, iba y venía sobre el puente con los demás, tenía su parte de respiración y de sol, era un ser vivo. Ahora, ¿qué ha sucedido? Resbaló, cayó. Todo ha terminado.

Se encuentra sumergido en la monstruosidad de las aguas. Bajo sus pies no hay más que olas que huyen y se desploman. Las olas, rotas y rasgadas por el viento, le rodean espantosamente; los vaivenes del abismo le arrastran; los harapos del agua se agitan alrededor de su cabeza; una turba de olas escupe sobre él; confusas cavernas amenazan devorarle; cada vez que se hunde entrevé precipicios llenos de oscuridad; terribles vegetaciones desconocidas le sujetan, le atan los pies, le atraen; siente que se convierte en abismo, que forma parte de la espuma, que las olas se lo lanzan de una a otra; bebe toda su amargura, el océano traidor se encarniza con él para ahogarle; la inmensidad juega con su agonía. Parece que toda el agua se haya convertido en odio.

Pero lucha sin embargo; trata de defenderse, trata de sostenerse, hace esfuerzos, nada. Él, pobre fuerza agotada ya, combate contra lo inagotable.

¿Dónde está el navío? Allá, a lo lejos. Apenas visible en las pálidas tinieblas del horizonte.

Las ráfagas soplan; las espumas le cubren. Levanta la mirada y no ve más que la lividez de las nubes. Asiste, agonizando, a la inmensa demencia del mar. La locura de las olas es su suplicio, Oye ruidos extraños al hombre, que parecen venir de más allá de la tierra; de un lugar desconocido y horrible.

Hay pájaros en las nubes, lo mismo que hay ángeles por encima de las miserias humanas; pero ¿qué pueden hacer por él? Ellos vuelan, cantan y se ciernen en los aires, y él agoniza.

Se siente sepultado entre dos infinitos, el océano y el cielo; uno es su tumbo, el otro es su mortaja.

La noche desciende; hace ya horas que nada; sus fuerzas se agotan; aquel navío, aquella cosa lejana donde había hombres, ha desaparecido. Se encuentra solo en el formidable antro crepuscular, se sumerge, se estira, se retuerce, siente debajo de sí los vagos monstruos de lo invisible; grita.

Ya no hay hombres. ¿Dónde está Dios?

Llama. ¡Alguien! ¡Alguien! Llama sin cesar.

Nada en el horizonte. Nada en el cielo.

Implora al espacio, a la ola, a las algas, al escollo; todo ensordece. Suplica a la tempestad; la tempestad, imperturbable, no obedece más que al infinito.

A su alrededor, la oscuridad, la bruma, la soledad, el tumulto tempestuoso e inconsciente, el repliegue indefinido de las aguas feroces. Dentro de sí, el horror y la fatiga. Debajo de él, el abismo sin un punto de apoyo. Imagina las aventuras tenebrosas del cadáver en medio de la sombra ilimitada. El frío sin fondo le paraliza. Sus manos se crispan, se cierran y apresan la nada. Vientos, nubarrones, torbellinos, estrellas inútiles. ¿Qué hacer? El desesperado se abandona; quien está cansado, toma el partido de morir, se deja llevar, se entrega a su suerte, y rueda para siempre en las lúgubres profundidades del abismo.

¡Oh, destino implacable de las sociedades humanas! ¡Pérdidas de hombres y de almas en vuestro camino! ¡Océano en el que cae todo lo que la ley deja caer! ¡Desaparición siniestra del socorro! ¡Oh, muerte moral!

El mar es la inexorable noche social donde la penalidad arroja a sus condenados. El mar es la miseria inmensa.

El alma, naufragando en este abismo, puede convertirse en un cadáver. ¿Quién la resucitará?



15/1/11

Los miserables II - Victor Hugo


Victor Hugo 
(Besançon, 1802 - Paris, 1885)


Les misérables (1862)
Texte en Français y Español


Français


L’été passa, puis l’automne ; l’hiver vint. Ni M. Leblanc ni la jeune fille n’avaient remis les pieds au Luxembourg. Marius n’avait plus qu’une pensée, revoir ce doux et adorable visage. Il cherchait toujours, il cherchait partout ; il ne trouvait rien. Ce n’était plus Marius le rêveur enthousiaste, l’homme résolu, ardent et ferme, le hardi de la destinée, le cerveau qui échafaudait avenir sur avenir, le jeune esprit encombré de plans, de projets, de fiertés, d’idées et de volontés ; c’était un chien perdu. Il tomba dans une tristesse noire. C’était fini ; le travail le rebutait, la promenade le fatiguait, la solitude l’ennuyait ; la vaste nature, si remplie autrefois de formes, de clartés, de voix, de conseils, de perspectives, d’horizons, d’enseignements, était maintenant vide devant lui. Il lui semblait que tout avait disparu.

Il pensait toujours, car il ne pouvait faire autrement ; mais il ne se plaisait plus dans ses pensées. A tout ce qu’elles lui proposaient tout bas sans cesse, il répondait dans l’ombre : A quoi bon ?

Il se faisait cent reproches. Pourquoi l’ai-je suivie ? J’étais si heureux rien que de la voir ! Elle me regardait ; est-ce que ce n’était pas immense ? Elle avait l’air de m’aimer. Est-ce que ce n’était pas tout ? J’ai voulu avoir quoi ? Il n’y a rien après cela. J’ai été absurde. C’est ma faute, etc., etc.


Español

Transcurrió el verano, después el otoño, y vino el invierno. Ni el señor Leblanc ni su hija habían vuelto a poner los pies en el Luxemburgo. Marius no tenía más que un pensamiento: volver a ver a aquel dulce y adorable rostro. Lo buscaba sin cesar, y por todas partes; pero no hallaba nada. Ya no era Marius el soñador entusiasta, el hombre resuelto, ardiente y firme, el arriesgado provocador del destino, el cerebro que engendraba porvenir sobre porvenir, el espíritu joven colmado de planes, de proyectos, de altivez, de ideas y de voluntad; era un perro perdido. Cayó en una negra tristeza. Era el fin. El trabajo le repugnaba, el paseo le fatigaba, la soledad le aburría; la vasta naturaleza, tan llena en otros tiempos de formas, de claridades, de voces, de consejos, de perspectivas, de horizontes y de enseñanzas, estaba ahora vacía ante él. Le parecía que todo había desaparecido.

Continuaba pensando, porque no podía hacer otra cosa; pero ya no encontraba placer en sus pensamientos. A todo lo que éstos le proponían en voz baja, sin cesar, respondía en la sombra: "¿Para qué me sirve?"

Se hacía cien reproches: "¿Por qué la he seguido? ¡Era tan feliz sólo con verla! Me miraba; ¿es que eso no es inmenso? Parecía que me amaba. ¿No era esto lo que podía yo desear? He querido algo más, ¿qué? Nada hay después de todo esto. He cometido un absurdo; mía es la culpa, etcétera."

12/12/10

Los miserables - Victor Hugo

Victor Hugo (Besançon, 1802 - Paris, 1885)
Les misérables (1862)
Texte en Français y Español

Français
Livre cinquième - Excellence du malheur
Chapitre V - Pauvreté, bonne voisine de misère

De quel parti était-il? Du parti de l'humanité. Dans l'humanité il choisissait la France; dans la nation il choisissait le peuple; dans le peuple il choisissait la femme. C'était là surtout que sa pitié allait. Maintenant il préférait une idée à un fait, un poète à un héros, et il admirait plus encore un livre comme Job qu'un événement comme Marengo. Et puis quand, après une journée de méditation, il s'en revenait le soir par les boulevards et qu'à travers les branches des arbres il apercevait l'espace sans fond, les lueurs sans nom, l'abîme, l'ombre, le mystère, tout ce qui n'est qu'humain lui semblait bien petit.

  Il croyait être et il était peut-être en effet arrivé au vrai de la vie et de la philosophie humaine, et il avait fini par ne plus guère regarder que le ciel, seule chose que la vérité puisse voir du fond de son puits.

  Cela ne l'empêchait pas de multiplier les plans, les combinaisons, les échafaudages, les projets d'avenir. Dans cet état de rêverie, un œil qui eût regardé au dedans de Marius, eût été ébloui de la pureté de cette âme. En effet, s'il était donné à nos yeux de chair de voir dans la conscience d'autrui, on jugerait bien plus sûrement un homme d'après ce qu'il rêve que d'après ce qu'il pense. Il y a de la volonté dans la pensée, il n'y en a pas dans le rêve. Le rêve, qui est tout spontané, prend et garde, même dans le gigantesque et l'idéal, la figure de notre esprit. Rien ne sort plus directement et plus sincèrement du fond même de notre âme que nos aspirations irréfléchies et démesurées vers les splendeurs de la destinée. Dans ces aspirations, bien plus que dans les idées composées, raisonnées et coordonnées, on peut retrouver le vrai caractère de chaque homme. Nos chimères sont ce qui nous ressemble le mieux. Chacun rêve l'inconnu et l'impossible selon sa nature.


Español
Libro quinto - Excelencia de la desgracia
Capítulo V - Pobreza, buena vecina de miseria

¿De qué parte estaba? De parte de la humanidad. En la humanidad escogía a Francia; en la nación escogía al pueblo; en el pueblo escogía a la mujer. A ésta dirigía especialmente su piedad. Ahora prefería una idea a un hecho, un poeta a un héroe, y admiraba más un libro como el de Job que un suceso como Marengo. Y luego, cuando tras un día de meditación se iba por las noches a los bulevares, y a través de las ramas de los árboles descubría el espacio sin fondo de los resplandores sin nombre, el abismo, la sombra, el misterio, todo lo que es humano le resultaba pequeño.

  Creía, y tal vez con razón, haber llegado a la verdad de la vida y de la filosofía humana, y había terminado por no mirar casi más que al cielo, única cosa que la verdad puede ver desde el fondo de su pozo.

  Esto no le impedía multiplicar los planes, las combinaciones, los castillos en el aire, los proyectos para el porvenir. En este estado de meditación, si un ojo humano hubiera mirado el interior de Marius, se habría quedado deslumbrado por la pureza de su alma. En efecto, si hubiese sido dado a nuestros ojos de carne ver con la conciencia del prójimo, se juzgaría con más acierto a un hombre por lo que suena en su imaginación que por lo que piensa. En el pensamiento hay voluntad, pero no la hay en el sueño. El sueño, cuando es espontáneo, adopta y conserva, aun en lo gigantesco e ideal, la figura de nuestro espíritu: nada sale más directa y más sinceramente del fondo mismo de nuestra alma que nuestras aspiraciones irreflexivas y desmesuradas hacia los esplendores del destino. En estas aspiraciones, más que en las ideas compuestas, razonadas y coordinadas, es posible encontrar el verdadero carácter del hombre. Nuestras quimeras son los objetos que más se nos parecen. Cada uno sueña con lo desconocido y lo imposible según su naturaleza.

Traducción:
Aurora Alemany

17/11/10

Juventud - Oscar Wilde



Oscar Wilde
El retrato de Dorian Gray

-¡Ah! Lord Henry, desearía que me enseñase usted a rejuvenecerme.
Él reflexionó un momento.
-¿Puede usted recordar algún gran error que haya usted cometido en sus primeros días, duquesa? -preguntó mirándola por encima de la mesa.
-Me temo que un gran número -exclamó ella.
-Pues cométalos de nuevo -dijo él gravemente-. Para volver a ser joven no tiene uno más que repetir sus locuras.

Más textos de Oscar Wilde aquí

2/11/10

L'homme est condamné à être libre - Sartre



Jean-Paul Sartre (Paris,1905 - 1980)
Texte en Français y Español


Français

L'existentialisme est un humanisme (1945)

Dostoïevski avait écrit : " Si Dieu n'existait pas, tout serait permis ". C'est là le point de départ de l'existentialisme. En effet, tout est permis si Dieu n'existe pas, et par conséquent l'homme est délaissé, parce qu'il ne trouve ni en lui, ni hors de lui une possibilité de s'accrocher. Il ne trouve d'abord pas d'excuses. Si, en effet, l'existence précède l'essence, on ne pourra jamais expliquer par référence à une nature humaine donnée et figée ; autrement dit, il n'y a pas de déterminisme, l'homme est libre, l'homme est liberté. Si, d'autre part, Dieu n'existe pas, nous ne trouvons pas en face de nous des valeurs ou des ordres qui légitimeront notre conduite. Ainsi, nous n'avons ni derrière nous, ni devant nous, dans le domaine lumineux des valeurs, des justifications ou des excuses. Nous sommes seuls, sans excuses. C'est ce que j'exprimerai en disant que l'homme est condamné à être libre. Condamné, parce qu'il ne s'est pas créé lui-même, et par ailleurs cependant libre, parce qu'une fois jeté dans le monde il est responsable de tout ce qu'il fait. L'existentialiste ne croit pas à la puissance de la passion. Il ne pensera jamais qu'une belle passion est un torrent dévastateur qui conduit fatalement l'homme à certains actes, et qui, par conséquent, est une excuse. Il pense que l'homme est responsable de sa passion. L'existentialiste ne pensera pas non plus que l'homme peut trouver un secours dans un signe donné, sur terre, qui l'orientera ; car il pense que l'homme déchiffre lui- même le signe comme il lui plaît. Il pense donc que l'homme, sans aucun appui et sans aucun secours, est condamné à chaque instant à inventer l'homme.

Autres textes de Sartre ici.

Español

El existencialismo es un humanismo (1945)

Dostoievsky escribe: "Si Dios no existiera, todo estaría permitido." Éste es el punto de partida del existencialismo. En efecto, todo está permitido si Dios no existe y en consecuencia el hombre está abandonado, porque no encuentra ni en sí ni en fuera de sí una posobilidad de aferrarse. No encuentra ante todo excusas. Si en efecto la existencia precede a la esencia, no se podrá jamás explicar por referencia a una naturaleza humana dad y fija; dicho de otro modo, no hay determinismo, el hombre es libertad. Si, por otra parte, Dios no existe, no encontramos frente a nosotros valores u órdenes que legitimen nuestra conducta. Así, no tenemos ni detrás ni delante de nosotros en el dominio luminoso de los valores, justificaciones o excusas. Estamos solos, sin excusas. Es lo que expresaré diciendo que el hombre está condenado a ser libre. Condenado, porque no se ha creado a sí mismo, y sin embargo, por otro lado, libre, porque una vez arrojado al mundo es responsable de todo lo que hace. El existencialista no cree en el poder de la pasión. No pensará nunca que una bella pasión es un torrente devastador que conduce fatalmente al hombre a ciertos actos y que por consecuencia es una excusa; piensa que el hombre es responsable de su pasión. El existencialista tampoco pensará que el hombre puede encontrar socorro en un signo dado sobre la tierra que la oriente; porque piensa que el hombre descifra por sí mismo el signo como lo prefiere. Piensa, pues, que el hombre, sin ningún apoyo ni socorro, está condenado a cada instante a inventar al hombre.

Más textos de Sartre en este enlace.

17/10/10

Demian - Hermann Hesse


Hermann Hesse ( Allemagne, 1877 - Suisse, 1962)
Demian (1919)
Texte en Français y Español

Français

Pour un homme conscient, il n'était aucun, aucun autre devoir de se chercher soi-même, de s'affirmer soi-même, de trouver en tâtonnant son propre chemin, quel qu'il fût. Cette révélation qui était le fruit de ma rupture avec Pistorius m'ébranla fortement. souvent, je m'étais plu à jouer avec les images de l'avenir.
Souvent j'avais rêvé de rôles qui devaient m'être assignés, comme poète peut-être, ou comme prophète ou comme peintre. Tout cela en vain ! Pas plus qu'un autre, je n'étais ici-bas pour composer des poèmes ou pour prêcher, ou pour peindre. Tout cela était accessoire. La vraie mission de chaque homme était celle-ci : parvenir à soi-même.
Qu'il finisse poète ou fou, prophète ou malfaiteur, ce n'étais pas son affaire ; oui, c'était en fin de compte dérisoire ; l'important, c'était de trouver sa propre destinée, non une destinée quelconque, et de la vivre entièrement. Tout le reste était demi-mesure, échappatoire, fuite dans le prototype de la masse et peur de son propre moi. L'idée nouvelle, terrible et sacrée, se présenta à mon esprit, tant de fois pressentie, peut-être souvent exprimée déjà, mais vécue seulement en ce moment même. J'étais un essai de la nature, un essai dans l'incertain, qui, peut-être, aboutirait à quelque chose de nouveau, peut-être à rien ; laisser se réaliser cet essai de sein de l'Inconscient, sentir en moi sa volonté, la faire entièrement mienne, c'était là ma seule, mon unique mission.
J'avais déjà goûté à fond la solitude. Mais maintenant je la pressentais encore plus profonde, et je la pressentais inévitable.

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Español

Para el hombre despierto no había más que un deber: buscarse a sí mismo, afirmarse en sí mismo y tantear, hacia adelante siempre, su propio camino, sin cuidarse del fin al que pueda conducirle. Este descubrimiento me conmovió hondamente, y tal fue para mí el fruto de todo suceso.
Muchas veces había jugado con imágenes del futuro y había ensoñado los destinos que me estaban reservados, como poeta quizá o quizá como profeta, como pintor o como quién sabe qué. Y todo esto era equivocado. Ya no existía para hacer versos, para predicar o para pintar. Ni yo ni ningún otro hombre existíamos para eso. Todo ello era secundario. El verdadero oficio de cada uno era tan solo llegar a sí mismo.
Luego podía terminar en poeta o en loco, en profeta o en criminal. Eso no era cosa suya, y además, en último término, carecía de todo alcance. Su misión era encontrar su destino propio, no uno cualquiera, y vivirlo por entero, hasta el final. toda otra cosa era quedarse a mitad del camino, era retroceder a refugiarse en el ideal de la colectividad, era adaptación y miedo a la propia individualidad interior. Esta nueva imagen se alzó ya claramente ante mí, terrible y sagrada, mil veces vislumbradas, quizás expresada ya alguna vez; pero solo ahora vivida. Yo era un impulso de la naturaleza, un impulso hacia lo incierto, quizá hacia lo nuevo, quizá hacia nada, y mi oficio era tan sólo dejar actuar ere impulso, nacido en las profundidades primordiales, sentir en mí su voluntad y hacerlo mío por entero. Esto, y sólo esto, era mi oficio.
Ya había probado a fondo la soledad. Pero ahora presentía una soledad aún más profunda, y la presentía inevitable.

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23/9/10

L'Été / El Verano - Albert Camus


Albert Camus (Mondovi, Algérie 1913 - Bourgogne, 1960)
L'Été / El Verano (1940)

Texte en Français y Español


Français

Les amandiers

Je veux dire seulement que parfois, quand le poids de la vie devient trop lourd dans cette Europe encore toute pleine de son malheur, je me retourne vers ces pays éclatants où tant de forces sont encore intactes. Je les connais trop pour ne pas savoir qu'ils sont la terre d'élection où la contemplation et le courage peuvent s'équilibrer. La méditation de leur exemple m'enseigne alors que si l'on veut sauver l'esprit, il faut ignorer ses vertus gémissantes et exalter sa force et ses prestiges.


Español

Los almendros

Simplemente quiero significar que a veces, cuando el peso de la vida se hace demasiado abrumador en esta Europa colmada de su desgracia, me vuelvo hacia esos países resplandecientes donde existen aún tantas fuerzas intactas. Los conozco demasiado para no saber que ellos constituyen la tierra elegida donde pueden equilibrarse la contemplación y la intrepidez. El meditar en el ejemplo que nos ofrecen nos proporciona una enseñanza con la condición de que no queramos otra cosa que salvar el espíritu; es menester pues, ignorar sus virtudes dolientes y exaltar su fuerza  prestigio.

26/8/10

La possibilité d'une île - Houellebecq


Michel Houellebecq (La Reunion, 1958)
La possibilité d'une île (2005)
Texte en français y español


Français

À tout observateur impartial en tout cas il apparaît que l'individu humain ne peut pas être heureux, qu'il n'est en aucune manière conçu pour le bonheur, et que sa seule destinée possible est de propager le malheur autour de lui en rendant l'existence des autres aussi intolérable que l'est la sienne propre.


Español

En todo caso, a cualquier observador imparcial, le resulta evidente que el individuo humano no puede ser feliz, que no ha sido concebido en absoluto para la felicidad, y que su único destino posible es propagar la desgracia a su alrededor, haciendo que la vida de los demás sea tan intolerable como la suya propia.

24/8/10

Los infortunios de la virtud - Marquis de Sade


Marquis de Sade (1740 - 1814)
Los infortunios de la virtud (1787)







[...] La hora del despertar es la más terrible para los desafortunados; durante el sueño la mente descansa y olvida momentáneamente sus males, pero al abrir los ojos los golpea con mayor fuerza su desdicha y el dolor se convierte en una carga difícil de sobrellevar.

Más textos del Marqués de Sade aquí

19/8/10

Werther - Goethe


Johann Wolfgang von Goethe (Deutschland, 1749 - 1832)

Texte en Français y Español

Français


Les souffrances du jeune Werther (1774)

22 mai.

La vie humaine est un songe : d'autres l'ont dit avant moi, mais cette idée me suit partout. Quand je considère les bornes étroites dans lesquelles sont circonscrites les facultés de l'homme, son activité et son intelligence ; quand je vois que nous épuisons toutes nos forces à satisfaire des besoins, et que ces besoins ne tendent qu'à prolonger notre misérable existence ; que notre tranquillité sur bien des questions n'est qu'une résignation fondée sur des revers, semblable à celle de prisonniers qui auraient couvert de peintures variées et de riantes perspectives les murs de leur cachot ; tout cela, mon ami, me rend muet. Je rentre en moi-même, et j'y trouve un monde, mais plutôt en pressentiments et en sombres désirs qu'en réalité et en action ; et alors tout vacille devant moi, et je souris, et je m'enfonce plus avant dans l'univers en rêvant toujours.


Español

Los sufrimientos del joven Werther (1774)

22 de mayo.

Muchas veces se ha dicho que la vida humana no es más que un sueño, y no puedo desechar de mí esta idea. Cuando considero los estrechos límites en que están encerradas las facultades intelectuales del hombre; cuando veo que la meta de nuestros esfuerzos estriba en satisfacer nuestras necesidades, que éstas sólo tienden a prolongar una existencia efímera y que toda la tranquilidad sobre ciertos puntos de nuestras investigaciones no es otra cosa que una resignación meditabunda, ya que nos entretenemos en bosquejar deslumbradoras perspectivas y figuras abigarradas en los muros que nos aprisionan... Todo esto, Guillermo, me hace enmudecer. Me reconcentro en mí mismo y hallo un mundo dentro de mí; pero un mundo más poblado de presentimientos y de deseos sin formular, que de realidades y de fuerzas vivas. Y entonces mis sentidos se nublan y sigo por el mundo con mi sonrisa de ensueño.


Imagen: An artist resting by the Roadside (1882)
Jorgen Roed (1808 - 1888)

3/8/10

La romana - Alberto Moravia



Alberto Moravia (Roma, 1907 - 1990)
La romana (1947)


Me puse a pensar otra vez en el mar y me vino un gran deseo de morir ahogada. Pensé que sufriría un momento sólo, y luego mi cuerpo exánime bogaría mucho tiempo, de ola en ola, bajo el cielo. Las aves marinas me picarían los ojos, el sol me abrasaría el pecho y el vientre, los peces me roerían la espalda. Por último, me hundiría, llevada de cabeza hacia cualquier corriente azul y fría que me haría viajar en el fondo del mar durante meses y años, entre las rocas submarinas, los peces y las algas, y mucha, mucha agua límpida y salada pasaría sobre mi frente, sobre mi pecho, sobre mi vientre, sobre mis piernas, llevando lentísimamente mi carne, puliéndome y sutilizándome cada vez más. Y al final, un oleaje cualquiera, en un día cualquiera, me echaría con fragor sobre una playa cualquiera, reducida ya a unos pocos huesos blancos y frágiles. Me agradaba la idea de ser arrastrada al fondo del mar por los cabellos, me agradaba la idea de ser reducida un día a unos pocos huesos ya sin forma humana, entre los guijarros pulidos de un arenal. Y ojalá que alguien, sin advertirlo, caminara sobre mis huesos reduciéndolos a polvo blanco. En estos pensamientos voluptuosos y tristes me dormí por fin.

Más textos de Alberto Moravia aquí

11/5/10

Bel-Ami - Maupassant




Bel-Ami (1885)
Guy de Maupassant (Dieppe, 1850 - Paris, 1853)
Texte en français y en español

Français

Quand Georges Duroy parvint au boulevard, il s'arrêta encore, indécis sur ce qu'il allait faire. Il avait envie maintenant de gagner les Champs-Élysées et l'avenue du bois de Boulogne pour trouver un peu d'air frais sous les arbres ; mais un désir aussi le travaillait, celui d'une rencontre amoureuse.

Comment se présenterait-elle ? Il n'en savait rien, mais il l'attendait depuis trois mois, tous les jours, tous les soirs. Quelquefois cependant, grâce à sa belle mine et à sa tournure galante, il volait, par-ci, par-là, un peu d'amour, mais il espérait toujours plus et mieux. 

La poche vide et le sang bouillant, il s'allumait au contact des rôdeuses qui murmurent, à l'angle des rues : " Venez-vous chez moi, joli garçon ? " mais il n'osait les suivre, ne les pouvant payer ; et il attendait aussi autre chose, d'autres baisers, moins vulgaires. 

Il aimait cependant les lieux où grouillent les filles publiques, leurs bals, leurs cafés, leurs rues ; il aimait les coudoyer, leur parler, les tutoyer, flairer leurs parfums violents, se sentir près d'elles. C'étaient des femmes enfin, des femmes d'amour. Il ne les méprisait point du mépris inné des hommes de famille. 


Español

Cuando George Duroy llegó al bulevar, se detuvo de nuevo, indeciso, sobre lo que había de hacer. Ahora le apetecía ganar los Campos Elíseos y la avenida del Bosque de Bolonia para disfrutar, bajo los árboles, de un poco de aire fresco; pero, al mismo tiempo, lo acuciaba otro deseo: el de tropezar con alguna aventura galante.

¿Cómo sobrevendría? George no podía imaginarlo, pero desde hacía tres meses la esperaba a diario, noche tras noche. Entre tanto, y gracias a su agradable rostro y a sus modales seductores, disfrutaba de algún amor pasajero, pero siempre esperando algo más y mejor.

Con el bolsillo vacío y la sangre hirviéndole en las venas, se encandilaba al contacto de las trotacalles que, en las esquinas, musitaban: "¿Quieres venir un ratito, guapo?" Pero, como no podía pagarles, tampoco se atrevía a aceptar su invitación. Y seguía esperando otra cosa, otras caricias menos fáciles.

Le gustaban, sin embargo, los lugares donde hormigueaban las mujeres públicas, sus bailes, sus cafés, sus calles. Le gustaba codearse con ellas, hablarles, tutearles, en resumen, cerca de ellas. Eran, a la postre, mujeres, mujeres de amor. George no las despreciaba, ni mucho menos, con ese desprecio característico de los hombres de orden.


Image: Auguste Renoir - Bal du Moulin de la Galette (1876)

21/3/10

Volonté - Illusions perdues

Honoré de Balzac (Tours, 1799 - Paris, 1850)
Illusions perdues (1837, 1839, 1843)
Texte en Français et Español

Français
Votre Lucien est un homme de poésie et non un poète, il rêve et ne pense pas, il s'agite et ne crée pas. Enfin c'est, permettez-moi de le dire, une femmelette qui aime à paraître, le vice principal du Français. [...] Il se méprisera lui-même, il se repentira; mais, la nécessité revenant, il recommencerait; car la volonté lui manque, il est sans force contre les amorces de la volupté, contre la satisfaction de ses moindres ambitions. Paresseux comme tous les hommes à poésie, il se croit habile en escamotant les difficultés au lieu de les vaincre. Il aura du courage à telle heure, mais à telle autre il sera lâche.

Español
Vuestro Lucien lleva dentro la poesía pero no es poeta; sueña, pero no piensa; se exalta, pero no crea. En una palabra, y si me lo permitís, es un barbilindo al que le gusta aparentar, el vicio principal de los franceses. [...] Se despreciará a si mismo y se arrepentirá, pero cuando le atosigue la necesidad, volverá a hacer lo mismo, porque no tiene voluntad, ni tampoco fuerza, contra los cebos del placer y la satisfacción más pueriles. Es perezoso como lo son todos los que tienen un temperamento poético, y se cree hábil por escamotear las dificultades en lugar de vencerlas.

Imagen: 'Venus de la poesía' (1913) de Julio Romero de Torres

19/3/10

Fils et père - J. P. Sartre

Jean Paul Sartre (Paris, 1905 - 1980)

Français
Les mots (1964)


Ce père n'est pas même une ombre, pas même un regard: nous avons pesé quelque temps, lui et moi, sur la même terre, voilà tout. Plutôt que les fils d'un mort on m'a fait entendre que j'étais l'enfant du miracle.

[...]

Il n'y a pas de bon père, c'est la règle; qu'on n'en tienne pas grief aux hommes mais au lien de paternité qui est pourri. Faire des enfants, rien de mieux; en avoir, quelle iniquité! Eût-il vécu, mon père se fût couché sur moi de tout son long et m'eût écrasé. Par chance, il est mort en bas âge; au milieu des Énées qui portent sur le dos leurs Anchises, je passe d'une rive à l'autre, seul et détestant ces géniteurs invisibles à cheval sur leurs fils pour toute la vie; j'ai laissé derrière moi un jeune mort qui n'eut pas le temps d'être mon père et qui pourrait être, aujourd'hui, mon fils. Fut-ce un mal ou un bien? Je ne sais; mais je souscris volontiers au verdict d'un éminent psychanalyste: je n'ai pas de Sur-moi.


Español
Las palabras (1964)


Este padre ni siquiera es una sombra, tampoco una mirada: hemos pasado algún tiempo en la misma tierra, eso es todo. Más que los hijos de un muerto me han hecho entender que yo era el niño del milagro.


[...]

No hay buen padre, es la regla; que se no achaque a los hombres sino a los lazos de paternidad que están podridos. Hacer hijos, nada mejor; tenerlos, ¡que iniquidad! De haber vivido mi padre se hubiera acostado sobre mi cuan largo era y me hubiera aplastado. Afortunadamente, murió en tierna edad; entre los Eneas que llevan a cuestas a sus Anquises, paso de una orilla a otra, solo y odiando a esos genitores invisibles a caballo sobre sus hijos para toda la vida; he dejado detrás de mi a un muerto joven que no tuvo el tiempo de ser mi padre y que podría ser, hoy, mi hijo. ¿Fue esto un mal o un bien? Yo no lo sé; pero suscribo de buena gana el fallo de un eminente psicoanalista: no tengo Super-yo.

5/2/10

Unicité de la personne humaine - Michel Houellebecq


Plateforme (2002)
Michel Houellebecq (La Réunion, 1958)

Texte en français, català y español 

Français
Il est faux de prétendre que les êtres humains sont uniques, qu'ils portent en eux une singularité irremplaçable ; en ce qui me concerne, en tout cas, je ne percevais aucune trace de cette singularité. C'est en vain, le plus souvent, qu'on s'épuise à distinguer des destins individuels, des caractères. En somme l'idée d'unicité de la personne humaine n'est qu'une pompeuse absurdité. On se souvient de sa propre vie, écrit quelque part Schopenhauer, un peu plus que d'un roman qu'on aurait lu par le passé. Oui, c'est cela : un peu plus seulement.

Català 
És fals pretendre que els éssers humans siguin únics, que portin dins una singularitat irreemplaçable; pel què fa a mi, en tot cas, no podia percebre cap traça d'aquesta singularitat. Sol ser en va que un s'esgoti intentant distingir destins individuals, caràcters. La idea de la unicitat de la persona no deixa de ser una pomposa absurditat. Podem recordar la nostra pròpia vida, escrivia Schopenhauer en algun lloc, una mica més que una novel·la que hàgim llegit. Sí, això és: només una mica més. 

Español
Es falso que los seres humanos sean únicos, que lleven dentro de sí una singularidad irreemplazable; en lo que a mi concierne no percibía la menor huella de tal singularidad. Lo más normal es que uno se agote en vano intentando distinguir destinos individuales, caracteres. La idea de la unicidad de la persona solo es un pomposo absurdo. Schopenhauer escribió en alguna parte que uno se acuerda de su propia vida un poco más que de una novela que haya leido. Sí, eso es: solamente un poco más.